Merece la pena remontarnos a su origen y mencionar cual fue la motivación inicial por la que surgió este movimiento y la instauración de esta fecha como referente en la lucha para la eliminación de la violencia contra la mujer. Fue en 1981, cuando el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe fijó este día para la concienciación y sensibilización acerca de la violencia contra las mujeres, para conmemorar la fecha en la que fueron asesinadas en 1960 las tres hermanas Mirabal (Patria, Minerva y María Teresa) en la República Dominicana. Conocidas como Las Mirabal o Mariposas ellas se opusieron firmemente a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. Las hermanas destacaron por su inteligencia e interés en el estudio y permanecieron inamovibles en su lucha contra la dictadura a pesar de que Minerva y María Teresa fueron encarceladas, violadas y torturadas en varias ocasiones. Finalmente, y después de varios aprisionamientos, Trujillo decidió terminar con ellas. Fue más tarde en 1993, cuando la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró oficialmente esta fecha como el Día Internacional contra la Violencia de Género y emitió por primera vez la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer.
Las especiales circunstancias que estamos viviendo por razón de la pandemia, harán que este día de lucha contra la violencia sobre las mujeres se conmemore en todo el mundo de manera muy diferente a la de otros años. Aun así y pese a la coyuntura actual, esta situación no puede mermar la fuerza que cada año irrumpe en las calles de manera cada vez más vigorosa. Este movimiento a nivel mundial, cada vez más sólido y contundente, cuenta con más garra y fuerza cada año que pasa porque la lacra de la violencia machista es intolerable y hay que terminar con ella definitivamente.
La ONU entiende como violencia contra las mujeres «todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada».
Nuestro Código Penal también recoge la tipificación de este delito en su artículo 173.2 y lo vincula a una relación de afectividad aun sin convivencia haciéndolo extensivo a descendientes y ascendientes de la víctima entre otros y lo castiga con pena de prisión de seis meses a tres años y privación de otros derechos cuando el juez o tribunal lo estime oportuno. Añade que se impondrán las penas en su mitad superior en determinadas situaciones como por ejemplo cuando el delito se perpetre en presencia de menores.
Desde luego que los avances a nivel legislativo son fundamentales y esenciales para que la sociedad progrese en materia de igualdad y para erradicar la violencia contra las mujeres, pero esto no es suficiente. En un asunto como este, que se ha convertido en un problema estructural, todos los agentes sociales deben trabajar de manera coordinada en esta contienda. El ámbito educativo, judicial, cultural, artístico, político, el familiar y una revisión en profundidad de nuestra cultura y costumbres, entre otros muchos, deben de trabajar en armonía y de forma consciente en la laboriosa tarea de la erradicación de la violencia hacia las mujeres que se mantiene presente en la mente colectiva para mantener o incrementar la discriminación y la subordinación de las mujeres a los hombres de manera permanente.
Este es un problema público y privado por lo que hay que cargar contra él desde muy distintos frentes. Para ello es fundamental alcanzar una igualdad real y efectiva que se traduzca en todos los aspectos de nuestras vidas por lo que habrá que empezar por desterrar los roles de género que subordinan en todo momento a las mujeres y así romper y transformar las reglas sociales establecidas.
Si queremos avanzar para conseguir una sociedad que esté a la altura, vanguardista y que progresa, capaz de hacer frente a los nuevos retos sociales, políticos y económicos debemos desterrar por completo la desigualdad y la violencia contra las mujeres.