Más allá de la polémica suscitada estos días sobre si las mujeres trabajan gratis dos meses al año o no, podemos afirmar que lo que sí es una realidad es la existencia de una brecha salarial real. Según estudios basados en datos públicos y objetivos se podría situar esta brecha en un 14% aunque otras fuentes la sitúan en un 12,2%.

En cualquier caso, podemos asegurar que, como sociedad, tenemos muchos retos ya que la situación actual supone en numerosos casos una amenaza al cumplimiento de ese principio de igualdad por el que sentimos tanto orgullo y que se encuentra recogido en el artículo 14 de nuestra Carta Magna.

En primer lugar, aclarar que la brecha salarial no significa de forma estricta que las mujeres cobren un tanto por ciento menos que los hombres por desempeñar el mismo trabajocon idénticas condiciones, el término es más complejo y tiene algunos matices. Más bien, se trataría de realizar una comparación delsalario medio percibido por hombres y mujeres en la que no se establece ninguna diferenciación en función del cargo, del sector o de la duración de la jornada laboral.

Se podría afirmar que la brecha salarial es un problema estructural y sustentado en la ideología, las costumbres y la desigualdad que ha invadido nuestra sociedad. Todo esto tiene mucho que ver con el género y con los roles que tienen atribuidos cada uno de ellos.

Para intentar aclarar el concepto objeto del debate, se pueden tratar y explicar con más detalle algunos factores que influyen de forma directa como la antigüedad, la realización de horas extras o la feminización de ciertos sectores laborales donde los sueldos son menores que en otros más masculinizados.

Respecto a la antigüedad, se puede afirmar que es más elevada en los varones por la simple razón de que ellos llevan más tiempo en el mercado laboral. La incorporación de la mujer al empleo es relativamente reciente y pese existir muchas mujeres trabajadoras con una antigüedad considerable, el número y la antigüedad de estas no iguala al de hombres.  Por tanto, siempre que se cobre algún plus por este factor serán los hombres los más beneficiados y los que aporten mayores cifras.

En cuanto a la realización de horas extra, se podría poner de manifiesto que en la mayor parte de los casos son y han sido realizadas por hombres. Debido a la socialización que todas las personas recibimos, siempre se sitúa a la mujer en el espacio doméstico y se espera de ella un cierto presencialismo en el hogar, es más, si esto no es así, socialmente no es aceptable ya que se considera que desatiende sus obligaciones. Sin embargo, en el caso de los hombres la perspectiva varía y siempre ha sido bien considerado el varón que ha contado con una jornada laboral larga o que incluso la incrementa para poder dar sustento a la familia.

Otro factor a destacar es la feminización de ciertos sectores o profesiones. Siempre se ha situado a las mujeres en el desempeño de labores de cuidado, asistenciales o educativas llegando incluso a menospreciar estos campos que sin embargo son fundamentales para el mantenimiento y el sustento de una sociedad. Por el contrario, han sido los hombres los que han encaminado su futuro profesional hacia otras ramas como la tecnología, la ingeniería o la ciencia, disciplinas mucho mejor pagadas y mejor valoradas socialmente.

La concurrencia de estos factores y de otros, hacen que se pongan de manifiesto las cifras de la brecha salarial. Porque como se indicaba al inicio no significa estrictamente pagar menos por lo mismo, sino que la situación social, cultural y económica hacen que sea algo más complejo.

Ante esta situación, lo primero que hay que hacer es asumir que la brecha existe y que está muy arraigada en nuestra sociedad para poder, en segundo lugar, aplicar medidas correctoras.

Esta es la realidad que nos envuelve y en la que seguimos educando a las generaciones venideras. Por todo ello y hasta que no se interioricen y se pongan en práctica medidas como la concienciación en materia de igualdad, la corresponsabilidad real, la implementación de medidas para que las mujeres puedan participar en los órganos directivos y decisorios entre otras, seguirá existiendo la desigualdad que se manifiesta de muy diversas maneras en nuestro día a día.

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